En un post anterior, explicaba que comencé a estudiar Revit y Archicad en 2013, tras muchos años de experiencia con Allplan. ¿Por qué? Recibí un encargo sobre una las posibilidades de la prescripción de herrajes en un entorno BIM. Este encargo comenzaba con la necesidad de seleccionar la aplicación BIM más adecuada. Era una gran oportunidad  para conocer otras aplicaciones y tal vez incorporar nuevas herramientas a la mecánica del estudio. Mis investigaciones se centraron en Revit y Archicad, dejando de momento AECOsim.

La aproximación a un programa BIM desde la experiencia, la experiencia profesional “general” y la específica en el desarrollo de proyectos en un entorno BIM, te permite identificar con claridad las características críticas de las aplicaciones: las que, por encima de los pormenores del uso, van a determinar la eficacia y el rendimiento.  Las conclusiones son claras: después de mi experiencia con Allplan, no voy a usar Revit como aplicación principal de mi estudio. Aquí comienza la explicación de los motivos.

El sistema de archivos.

Siempre hemos oído a Nemetschek ponderar las ventajas del sistema multiarchivo de Allplan, y nunca le hicimos demasiado caso. A fin de cuentas, es un pormenor técnico del que el usuario no es consciente. Hasta que usas otro programa, no comprendes la enjundia del asunto.

Revit (y Archicad) usan un archivo único (en principio); es como una caja ilimitada, que contiene todo el espacio tridimensional. El usuario lo divide horizontalmente estableciendo  unos niveles, planos horizontales de extensión infinita. Los diferentes elementos que se van modelando, quedan adscritos a un nivel determinado. Los niveles sirven también como referencia para establecer la altura o posición vertical de los objetos modelados.

Estos niveles definen también la representación en planta: cada planta, en realidad es más exacto hablar de “vista de planta”, se genera por un corte horizontal del modelo a una distancia dada al nivel de referencia.

En Allplan, un proyecto  incluye no una, sino 9000 cajas, también de extensión infinita, pero que cuentan con dos únicos niveles de referencia, uno inferior y otro superior. Estos planos no son un límite físico. Al igual que los niveles de Revit y Archicad, son cotas de  referencia que pueden usarse para definir la altura o posición vertical de los objetos. De esta manera, el usuario va colocando los objetos que modela en diferentes cajas, que pueden estar a diferentes alturas y que a su vez puede agrupar como le plazca. Cada una de las 9000 cajas corresponde a un archivo diferente, aunque el usuario no tiene conciencia de que esté manejando múltiples archivos. Todo este proceso lo gestiona el programa y el usuario solo ve un intreface similar al selector de capas de un programa de CAD, donde seleccionas el archivo de trabajo, los editables, solo visibles u ocultos. De hecho, en versiones antiguas de Allplan los archivos se llamaban capas.

El planteamiento del archivo único presenta una limitación evidente: el tamaño del archivo. Hay en la red infinidad de foros, blogs  y páginas de soporte sobre los límites razonables del  tamaño del archivo, los requerimientos de hardware asociados a su crecimiento  y consejos y estrategias para limitarlo. Es un problema considerable, no hace falta que un proyecto sea muy grande; en cuanto se incluyen modelos MEP, desarrollo de estructuras (especialmente con armaduras) el tamaño del archivo se vuelve un problema que requiere atención.

También hay en la red infinidad de comparativas y debates sobre qué programa,  Revit o Archicad, es más eficiente en la gestión del tamaño del archivo y la gestión de los recursos del hardware. La conclusión general, por cierto, es que Archicad es mucho mejor en este punto.

 En todo caso, estas diatribas y problemas, cuya solución constituye un quebradero de cabeza para los BIM managers, no afectan a los usuarios de Allplan. Simplemente el problema no existe, porque la información se distribuye en múltiples archivos, cuyo número se va incrementando de manera natural con el tamaño y complejidad del proyecto. Las exigencias de hardware son menores, porque solo se accede a porciones limitadas de la información, aquella con la que trabajas en cada momento.

 El sistema multiarchivo tiene otras ventajas decisivas: permite una enorme libertad en la organización interna del proyecto y es la base de un trabajo en red totalmente natural. Pero esto queda para post venideros.

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